lunes, 18 de abril de 2011

Un desafio progresista

Por Diego García

Hace ya tiempo que la demanda de la gente frente a la inseguridad encuentra al progresismo paralizado.
Sin ideas claras y con pocas soluciones al corto plazo. Por otro lado la derecha si ha sintonizado correctamente el reclamo popular y ha salido y sale con recetas y candidatos para enfrentar la demanda… TENGO UN PLAN… EL MAPA DE LA INSEGURIDAD. Etc.

La idea de la derecha recae inexorablemente, en la disuasión del criminal… generar temor a las acciones represivas además de endurecer las sanciones penales.
En suma buscar modificar las leyes con la intención de que el delincuente ante este nuevo escenario sanciona torio se lo piense dos veces y termine desistiendo de cometer el crimen. La trampa de creer que, por ejemplo, si bajamos la edad de imputabilidad, los crímenes disminuirán mágicamente …como si los delincuentes frenaran un momento y hicieran cálculos sobre que condena les cabria según su edad…según el crimen etc. Y por fin eligieran buscar otra manera de obtener dinero…

Por otro lado el progresismo sólo identifica el problema de la inseguridad en las únicas causas que conoce…la pobreza y la inequidad…
Y la clásica solución progresista ante este flagelo seria, a largo plazo, obviamente, remediar primero el problema de la pobreza desembocando a la larga en generar otra alternativa entres los posibles delincuentes, permitiéndoles elegir y así desminuir actores en la fila de la criminalidad.

Ambas teorías son simplistas y no terminan de dar en el blanco sobre la inseguridad.
Porque dar en el blanco es ir directamente sobre la estructura delictiva. Derecho contra la organización criminal…

Es atacar al delito desde su nacimiento estructural. Directamente al negocio: desarmaderos, conexiones en la corrupción policial y judicial, protección política, estructuras de comercialización de bienes robados de todo tipo.

Es real que las transformaciones sociales disminuirían la cantidad de personas que optan por delinquir. Pero toma tiempo y es un análisis incompleto.
LA MEJOR FORMA de atacar al delito es destruir el NEGOCIO DEL DELITO.

Acabar con su estructura “productiva”. Es correcto pensar, cómo sostiene el progresismo, que un chico posiblemente no escogerá la opción de hacerse un delincuente violento si el sistema le otorga educación, contención e inclusión; pero no olvidemos que la mejor educación la dan los ejemplos. Porque la principal y única causa de la delincuencia no es la pobreza.
Aquí, en este punto, el progresismo puede y debe coincidir con la derecha. Pero solo en este supuesto…

El progresismo debe entender que no solamente la pobreza es la causal de la delincuencia. Porque no todos los pobres se vuelven delincuentes, es más me animaría decir sin ver estadísticas, que la mayoría de los pobres no delinquen. El negocio de la delincuencia capta a los jóvenes marginales cómo nuevos recursos no porque sean pobres. Entran por el ejemplo, por lo que le muestra su realidad cotidianamente. Es que éstos ven en sus barrios claros ejemplos de la impunidad del delito, de los modelos de la vida delictiva. Si los chicos observan en su mundo que los vecinos que trabajan, se esfuerzan y estudian viven sufriendo necesidades sin poderse comprar siquiera un buen par de zapatillas y simultáneamente los ejemplos de aquellos que están en la criminalidad, que están en el trafico de drogas, que roban y matan teniendo pactos de protección policiaca si lucen prendas costosas y pasean en la mejor motocicleta.

¿que van a elegir?

El delito debe dejar de ser una forma de vida alternativa. Por supuesto siempre buscando acercarse a ese objetivo, hasta ahora utópico en nuestro país, donde la persona que elige lo difícil, con condiciones sumamente duras, con trabajo y educación pueda acceder a una vida sin falencias de ningún tipo. A una vida digna.

Mientras tanto siempre va existir un negocio. Y siempre va existir quienes lo ejecuten.

Ese es el actual desafío del progresismo frente al a inseguridad.

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